Instalar un producto en el mercado y lograr ser elegido por los consumidores, es uno de los objetivos principales de todo negocio o empresa.
Pero para que esto suceda, es necesario garantizar el funcionamiento óptimo de toda la cadena: desde la elección de la materia prima hasta la elaboración, el envasado y el etiquetado de los productos.
Absolutamente todo lo previo a la comercialización, debe funcionar de manera integrada, sin sobresaltos ni interrupciones. Como dicen por ahí: lo que importa no es llegar, sino permanecer; ese es el desafío al que se enfrenta todo lanzamiento.
Es por eso que la elección de los proveedores resulta estratégica. Es tan importante como seleccionar buenos empleados. A nadie se le ocurriría contratar personal sin hacer un examen exhaustivo del perfil, la capacitación y los antecedentes de los postulantes. Lo mismo aplica para los proveedores.
Sin embargo, este punto no siempre es tenido en cuenta. Por lo general, los proveedores son elegidos en función del precio de sus servicios o productos, sin analizar detenidamente una serie de condiciones que pueden hacer una verdadera diferencia.
Un proveedor es un aliado, un partner del nuevo desarrollo, alguien que debe garantizar frecuencia y calidad en sus entregas, capaz de acompañar el crecimiento, aportando soluciones a la cadena de valor de un negocio.
Imaginemos por un momento que un proveedor discontinua la producción de un envase. ¿Qué sucede con aquellos clientes que tienen etiquetas diseñadas especialmente para ese modelo? y ¿qué sucede con aquellos que despachan sus productos en cajas con una medida específica para ese envase?
Esto por no hablar sobre cuánto afecta su imagen de marca, ya que el envase y la etiqueta pasan a ser la identidad visual del producto.
Nos referimos al segmento de los envases porque es ahí donde tenemos verdadera experiencia; pero el caso sirve para graficar cualquier interrupción que afecte la cadena de producción de un determinado artículo.
La selección de los proveedores es un paso muy importante, por eso es bueno tener en cuenta las siguientes claves:
Trayectoria: la cantidad de años que una empresa acumula en el rubro es un dato importante para tener en cuenta. La experiencia en el mercado y el tiempo transcurrido le aporta solvencia. Recopilar información sobre quiénes son sus clientes o con qué otras empresas trabajó, permitirá adquirir cierto grado de credibilidad al momento de entablar una relación comercial.
Innovación: Conocer el catálogo completo de productos que comercializa la empresa y evaluar con qué frecuencia incorpora novedades que aporten una verdadera solución a los problemas frecuentes, es otra forma de medir la calidad de un proveedor.
Compromiso: la puntualidad en las entregas y el cumplimiento de los compromisos adquiridos, son valores fundamentales para entablar relaciones comerciales. En este punto es importante tener referencias sobre la calidad; tal vez el testimonio de otros clientes sobre el estándar de calidad de los productos puede ser útil. Es necesario mantener el mismo producto a lo largo del tiempo.
Rápida entrega: el proveedor debe poder garantizar el despacho fluido de la mercadería. El stock permanente y la flexibilidad en cuanto a los traslados y envíos, son variables importantes.
Capacidad de producción: es estratégico saber si el proveedor puede aumentar la escala de producción sin colapsar o interrumpir la entrega. Conocer esto nos va a permitir tener una curva de crecimiento saludable.
Ampliar la mirada y evaluar cada detalle genera relaciones comerciales saludables y perdurables en el tiempo.
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