Todos sabemos el valor positivo que tiene el “cambio”. Renovar procesos, implementar novedades, probar, ampliar, volver a hacer algo distinto a lo que se venía haciendo para ofrecer algo mejor a nuestros clientes.  Sin embargo, hay cosas que no deberían cambiar nunca; valores que es bueno mantener iguales a lo largo del tiempo. 

La calidad de los productos que uno ofrece, por ejemplo, es una de esas variables que nunca deberían cambiar. ¿O no es reconfortante saber que aquellos sabores que uno guarda en la memoria continúan siendo idénticos a pesar del tiempo?

Y eso por hablar de los sabores, pero también, la reflexión que hoy queremos compartir con ustedes, aplica para todo tipo de productos y servicios. 

Desde ya, también aplica para los envases Silplast. Cuando el cliente nos dice: “preparáme lo mismo de siempre”, es fundamental saber que su pedido está disponible, que ese conjunto de envases continúa existiendo en nuestro catálogo y tiene la misma (o mejor en algunos casos) calidad.

Nuestros clientes más antiguos han podido comprobar en el transcurso de estos 30 años, cómo fueron evolucionando nuestros productos. Sólo hay que imaginarse en el lugar del consumidor para percibir el gran valor de la permanencia.

¿Qué sentirían ustedes si al comprar un producto consagrado comprueban que ya no es igual? Día a día, en realidad, vivimos como consumidores comprobando la alteración de los productos. Sin ser expertos en alimentos, podemos decir que la leche tiene más agua, que los quesos ya no están estacionados como antes, que la carne (con algunas excepciones) hace tiempo que dejó de ser tierna, que hay una infinidad de terceras y cuartas marcas que coparon las góndolas, que la fruta ya no tiene el mismo sabor y así podríamos seguir hasta el infinito. 

Misma situación podemos comprobar con la indumentaria, el calzado, los autos y cualquier otro producto de consumo masivo. Pero hay algunas marcas que mantienen su sello de calidad.

Y hacia ahí vamos. 

Queremos poner en valor junto con ustedes el enorme beneficio que trae a las empresas mantener la misma vara de calidad en sus productos o servicios. Lograr que todo funcione a favor de la repetición de esa fórmula con la que se logra que un producto sea recordado y valorado por los otros. 

¿Pensás que la calidad de tus productos es uno de los valores de tu marca? ¡Contanos!


 
 

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